Otra de refranes
OTRA DE REFRANES

*A palabras necias,
oídos sordos.( No hay que hacer caso del que habla sin razón).
A PALABRAS NECIAS, OÍDOS SORDOS
Cuenta la historia que una vez se acercó a Aristóteles un hombre muy prolijo en palabras. Tanto y tanto hablaba que al final terminó por pedirle excusas al filósofo. Aristóteles respondió: Hermano, no tenéis de que pedirme perdón, porque estaba pensando en otras cosas y no os he entendido una sola palabra
*A buen entendedor, pocas palabras bastan.( La persona
inteligente, comprende rápido lo que se quiere decir).
Un día cierto pobre solicitó una entrevista con el cardenal Mazarino para hacerle saber la penuria que padecía. El cardenal consintió en recibir al menesteroso con la condición de que expresara sus deseos en dos palabras:
El pobre dijo:
-Hambre, frío.
Mazarino volviéndose hacia su secretario, dispuso:
-Comida, ropas
* Dime con quién andas y te diré quién eres.(Las
compañías influyen en las personas).

En la forma «Dime con quién andas, decirte he quién eres» aparece en la ‘Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’ de Miguel de Cervantes (1615) y ‘Cartas en refranes’ de Blasco de Garay (1632). Como «Dime con quién andas, hijo, y diréte quién eres» en la obra ‘La vida del Buscón llamado don Pablos’ de Francisco de Quevedo (1622).
*El que a
buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.
( Si estás en buena compañía te beneficiará)
( Si estás en buena compañía te beneficiará)

Su origen es muy antiguo: ya existía en latín. Adhaerens potenti adversitatem non timet.
Ya en lengua española, aparece en las obras literarias El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y en el Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán.
*Del toro manso me libre Dios, que del manso me libro yo (Hay personas que en apariencia representan ser muy buenas y luego al llegar el momento de la verdad te traicionan).
En el mundo taurino, los profesionales siempre han tenido más miedo o precaución con el toro manso, es decir, aquel que no entra al capote o a la muleta, pero que cuando el torero se confía o pierde concentración, da las cornadas más peligrosas.
*Unos tienen la fama, y otros cardan la lana.(En
ocasiones, la fama no corresponde a la forma de ser de una persona, tanto para
bien como para mal).

El origen del dicho parece que tiene que ver con que quienes se dedicaban a la carda o al lavado de la lana tenían fama de rufianes y pendencieros. Porque en los lugares donde se ejercía esta actividad se juntaba mucha gente y solían producirse peleas y altercados. Esto les dio la mala fama de valentones y maleantes que se hizo proverbial. De manera que decir los de la carda era decir gente pendenciera y delincuente.
El refrán ya lo registró Hernán Núñez en su obra Refranes y proverbios, de 1555. Dice así: uno tiene la fama y otro lava la lana.

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