La calva

 

 LA CALVA


Es un juego o deporte muy antiguo, fue practicado por los íberos y los celtas. Los pastores de algunas zonas de Castilla y León la practicaban como entretenimiento. Es un juego de precisión en el lanzamiento. Para jugar se necesita una pieza de hierro llamada morrillo y una pieza de madera llamada calva.

El campo de juego es u rectángulo de tierra de 20 a 25 m dependiendo de la fuerza y habilidad de los participantes.

 El morrillo             La calva


Se puede jugar por la modalidad de individuales o por equipos de dos o tres jugadores, con la participación de varios equipos.

 Las partidas se pueden jugar a 22, a 25, a 30 tantos.

Cuando a un equipo le faltan tres tantos para ganar la partida el rayero ( persona que anota los tantos) lo anuncia diciendo: "Pamplina", cuando son dos: "Vinagre" y cuando sólo falta un tanto el rayero dice "Aceite" y se pone la posición de burro. Para ganar este tanto debe hacerse situado la calva boca abajo, es decir, poniendo el vértice de la calva hacía arriba, clavando en la patera los extremos de la zapata y de la alzada. Esto supone una mayor dificultad para ganar el tanto, pues la altura y dimensiones de los brazos quedan disminuidos.

 Se inicia el juego disputando qué equipo empezará. Para ello uno de los jugadores por equipo lanza el morrillo a la raya desde la patera, y la proximidad de los morrillos a la raya darán el orden de actuación.

Si se juega por equipos, normalmente tira un jugador de cada equipo en el orden establecido, pero cuando uno acierta una calva el siguiente en tirar debe ser un compañero de su equipo (excepto si ese equipo está en "Vinagre"). Se van sumando para cada equipo los tantos que gana cada uno de los jugadores.

Para que el tanto sea válido es necesario que el jugador que lanzó el morrillo pegue con él limpiamente en cualquier parte de la calva, sin que antes haya tocado el suelo. En caso de dudas se admite sin reparo la decisión del rayero.

Gana el equipo que llegó primero al tope de tantos previamente acordado.

Si hubiese empate se alarga la partida cinco tantos, las veces precisas, hasta que se logre el desempate.

Es notorio el ingenio de los jugadores para lanzar exclamaciones y muletillas ("hay si fuera la última", "corta a un lado") al tiempo de lanzar el morrillo, así como las manías, gestos y mímica características de cada jugador.

Este juego se ha impuesto actualmente como deporte, especificándose detalladamente un reglamento minucioso, y jugándose campeonatos por sistema de liga y copa. Es uno de los juegos que más se ha revitalizado, pero considero que un poco se ha desvirtuado su condición de juego al pasar a ser deporte de competición con todas las cargas negativas que esto conlleva.


 

 

                         

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